viernes, 20 de enero de 2017

La Catedral de Ruan. Monet

En febrero de 1892 Monet viajó a Ruan con la intención de reproducir la sensación atmosférica específica de un determinado momento del día, esta vez con la ayuda de una vista arquitectónica. Instaló su caballete en un salón de modas, desde cuya ventana tenía buena vista de la fachada principal de la catedral gótica. Monet plasmó el motivo en intervalos de tiempo, cambiaba el lienzo cada media hora para poder captar las diferencias de color más sutiles.





Monet fue el que vertebró al grupo de los impresionistas y orientó su evolución estética  desde la ortodoxia del "aire libre" hasta una especie de romanticismo simbolista. Un cuadro de Monet sirvió para que el periodista y crítico Leroy les llamara despectivamente "impresionistas" al grupo de pintores que exponían sus obras por primera vez en un local prestado por el fotógrafo Nadar en 1872. Monet siempre manifestó su interés por los elementos cambiantes de la atmósfera y del agua. Al final de los años 70 se empezó a interesar por la disolución de las formas en humo y vapor. Los últimos años era muy conocido, vivía bien, vendía mucho y se permitió hacer series como La catedral de Ruan, El Parlamento de Londres o Las Ninfeas.


Monet en este cuadro practica todos los principios cientifistas del impresionismo. Ante la fugacidad de la vida moderna al artista le interesa plasmar esa idea cambiante. La fachada de la catedral de Ruan interesa verla bajo condiciones lumínicas determinadas, por tanto habría que trabajar deprisa antes de que la luz, cambiante, alterase la imagen que se había formado en la retina. Trabajó al aire libre y utilizó una técnica abocetada con pinceladas cortas y muy visibles. Respecto al color Monet no utilizó la mezcla de colores en su paleta sino que utilizaba colores primarios y complementarios y las mezclas de los primarias se hacían en la retina del espectador. También los pintores impresionistas se aprovecharon de la nueva tecnología en los útiles tanto lienzos industriales como tubos de colores. Y también es muy posible que tuvieran en cuenta las experiencias fotográficas así como la estampa japonesa. Es un cuadro con una gran laboriosidad técnica en donde las formas arquitectónicas, los detalles primorosos del gótico se disuelven en la luz. La masa de la piedra parece perder gravidez aunque todavía reconocemos la similitud entre la forma visible en la pintura y la que el ojo encuentra en el supuesto modelo real.


Captar la impresión momentánea y hacerla compatible con otra impresión fugaz: la ejecución detallada de la fachada ricamente decorada, pero el formato puro del cuadro exigía una dedicación que superaba con creces el instante. Por ello estas obras de rte no pueden entenderse como copias o reproducciones impulsivas de una atmósfera  sino que siguen siendo lo que las obras de arte siempre fueron: creaciones sintéticas condicionadas por la voluntad del artista. Monet estudió la impresión virtual y no pretendía representar nada más pero el proceso artístico está controlado por el intelecto.

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