viernes, 20 de enero de 2017

Columna Trajana

La Columna Trajana es el relieve historiado más importante del arte romano. Su valor reside en sus dimensiones fuera de lo común y, especialmente, en la originalidad que supuso desarrollar una cinta historiada alrededor del fuste de una columna. El tema que se percibe en el relieve es una narración épica de las dos victorias militares de Trajano y sus tropas contra los dacios.



La Columna Trajana se levanta sobre un pedestal parecido a un dado y decorado con minuciosos relieves de enseres bélicos. La columna propiamente dicha consta de una base simple (tallada en forma de corona de laurel), un fuste cilíndrico formado por doce tambores de mármol y un capitel dórico. Encima de éste se hallaban una estatua de bronce del emperador, que desapareció durante la Edad Media. El papa Sixto V la reemplazó por la actual estatua de San Pedro.
El gran atractivo de esta obra reside en el fuste, que presenta una cinta helicoidal de 200 metros de longitud llena de bajorrelieves (155 escenas y más de 2500 figuras). Se trata del relieve más extenso esculpido en la Antigüedad y es una obra imponente porque consigue que el interés no decaiga en ningún momento.




La lectura es ascendente: en la mitad inferior se narra la primera guerra dacia y en la mitad superior la segunda. La figura de una Victoria que graba en un escudo las gestas de Trajano separa el relato de ambas guerras. La narración empieza con el paso del ejército romano por el Danubio mediante un puente de barcas y finaliza con la deportación de los prisioneros dacios. Las escenas se suceden sin interrupción, excepto en algunas zonas donde el cambio viene señalado por algún elemento paisajístico o arquitectónico. Para facilitar la visibilidad, la altura de las franjas del relieve va aumentando a medida que se aleja del suelo, de manera que la imagen más cercana mide 0.89 metros y la más alejada 1.25 metros.



El autor prestó más atención a los aspectos geográficos, logísticos y políticos que a los de la lucha propiamente dicha. Todos los acontecimientos están ilustrados con gran minucia, incluso son apreciables los accidentes del terreno. El realismo con que los rostros están tratados permite reconocer a algunos de los protagonistas, como es el caso del propio Trajano, que aparece en unas 70 ocasiones aproximadamente. A través de las figuras superpuestas, los escorzos y los movimientos contorsionados se crean efectos de profundidad.
Las funciones de la Columna Trajana eran tres: conmemorar la conquista de la Dacia (la actual Rumanía), guardar en una cámara mortuoria situada en el lado norte del basamento las cenizas del emperador y señalar hasta dónde había llegado el monte desplazado por la construcción del foro.





Aunque desde los tiempos helenísticos ya se habrían empleado columnas aisladas e independientes en calidad de monumentos conmemorativos y, con anterioridad, obeliscos en Egipto, desde el punto de vista tipológico, es completamente original y nueva la idea de enrollar una cinta historiada en el fuste de una columna (seguramente se inspiró en los rollos de papiro en que se escribían entonces muchos libros). En cambio, el relato de las escenas siguiendo el sistema del relieve continuo tiene probablemente su origen en la escultura de Irán y un claro precedente en la columnata que rodeaba el templo de Zeus en Pérgamo. Lo que es indudable que la Columna Trajana es el máximo exponente de relieve histórico. Las posteriores columnas de Antonio Pío y Marco Aurelio se inspiraron en ella. La Columna Trajana mezcla con maestría una ejecución simple y directa con convenciones de la escultura etruscoitálica que la acercan a la estética popular.

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